jueves, 21 de julio de 2011

Aroma.


En este mundo que se compone de una infinidad de olores, aromas que abundan y confunden, que se mezclan y terminan formando nuevos olores… entre todo ese universo, está tu olor. Un olor que busco, que a veces creo perder y que luego, de la manera más inesperada encuentro, o me encuentra porque lo busco o sólo porque a tu olor le da la gana encontrarme.

Un olor que busco en un espacio de cientos de metros cuadrados, un olor que busco en tu aliento cuando me hablas a centímetros de distancia, un olor que el mundo no puede disfrazar, ni mezclar ni perder para mí. Un olor que tu perfume no maquilla, que el sol asienta y con el que el viento me tienta, me da una probada y me hace querer más, siempre.

El olor que me da un sabor en la garganta, que me hace sentir escalofríos; un olor que me hace escuchar tu voz sin que hables y que me hace verte, tal cual eres sin necesitar los ojos. Un olor que puedo recordar porque lo he memorizado en los pequeños (y por pequeños casi inexistentes) momentos que lo he encontrado desnudo, ofrecido ante mí, y que he memorizado para que, cada vez que quiera, pueda traer a mi alma el sentimiento que ese olor me da.

PD. El amor es cuestión de sentirlo, y se siente con todos los sentidos, de manera conjunta y separada al mismo tiempo. Por lo que creo que voy a escribir en estos días sobre la forma en la que mis sentidos te aman.

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