jueves, 13 de octubre de 2011

Vista


Si quiero escribir de cómo mis sentidos te aman, es obligatorio hablar de cómo mi vista ha ayudado a grabar cada gesto, cada sonrisa (cuando te las permitís, antes de que tus manos ayuden a borrarla casi a la fuerza), cada detalle de tu cara.

Tengo que escribir de la relación que tienen mis ojos con los tuyos, de lo enamorados que mis ojos café están de los tuyos que son miel pero que cuando les pega el sol tienen un matiz verde que me encanta.

Mis ojos que aman ver tu boca, que amo antes incluso de darme el gusto de probarla y que me gusta porque sí, porque es tu boca y eso es suficiente para gustarme, pero también por su forma particular, por como la movés para señalar algo y mis ojos se pierden.

Mis ojos que duelen cuando no estás, que se alivian cuando los cierro para imaginarte, y que se iluminan cuando te veo y que tengo que cambiar de dirección para “no ser tan evidente”.