martes, 22 de febrero de 2011

El país donde vivo.


Yo se que todos pensamos (me incluyo) que este blog no es para críticas sociales ni políticas, sino para hacer intentos de reflexiones sobre el corazón y temas relacionados, al menos ese ha sido el rumbo que ha tenido el mismo, y probablemente el rumbo que va a seguir teniendo.

El punto es que ayer leí algo que me hizo preguntarme: ¿en qué país vivo? Y por más que intenté poner definiciones poéticas y románticas con las que pueda describir a mi país, no se me ocurrió eso necesariamente. Es por lo anterior que si un extranjero me preguntara ¿en qué país vivo? Probablemente le contestaría que:

Vivo en el país del “bla bla bla”, y esto lo digo no solo por el editorial de Pilar Cisneros, sino por la forma de hablar de Jordi Prat, asesor económico del ministro de hacienda, en un desayuno para discutir la reforma fiscal.

En un país en el que los periodistas son puestos en el paredón de las críticas (o hasta asesinados) por hacer su trabajo que es investigar, y hacer eco de la voz del pueblo.

En el país en el que se nos dice que tenemos que pagar más impuestos, los que ya pagamos impuestos, pero no se dice nada de que los que no paguen vayan a la cárcel.

Mi país es un país en donde se quieren cobrar impuestos lo mismo que por un par de tetas nuevo que por una operación de corazón para salvar la vida.

En el país en que se aumenta el presupuesto en educación, pero el presupuesto para infraestructura educativa se reduce.

En el país en el que se dura 30 años en hacer una calle (si, calle, no autopista) y se inaugura antes de tiempo solo porque sí.

En el que la calle de la que hablé anteriormente, se da en concesión por un valor de $360 millones; y la contralora general de la república la califica de “curva de aprendizaje”.

En el que el “salacuartazo” se usa para todo, hasta para intentar cambiarle la letra al himno nacional.

Vivo en un país en el que la iglesia oficial (si, tenemos iglesia oficial) maneja capitales gigantes, gana dinero gracias a ellos, no paga los impuestos y cuando las personas "responsables" son cuestionadas dicen que "habría que darles tiempo para poder recordar". Lo anterior con todo y votos de pobreza.

Además, la iglesia capitalista antes mencionada es la que dice si dos personas pueden o no quererse, y el gobierno les hace caso y hasta un referendum se quiere terminar haciendo.

En un país que se jacta de ser pacífico y no tener ejercito, pero el ministro de relaciones exteriores dice que deberíamos tener una “fuerza armada” que sea como un ejercito, pero que no sea ejercito… (si, nadie lo entendió).

Un país que también se jacta de ser “eco-friendly” (y es que hasta lo decimos en inglés para que los gringos nos lo crean), pero los ríos ya no son de agua, sino de botellas, aguas negras y cuanta basura hay.

Vivo en el país en el que nos hemos conformado con ser “lo menos piorsh” de Centroamérica, y listo, con eso nos quedamos.

En el país en donde una Superintendencia de Comunicaciones vive en otro mundo y en otro tiempo, y para terminarla de hacer, ordena.

Vivo en un país en donde un socio comercial lo que nos regala para que el TLC con ellos no levante mucho polvo, es un estadio (que ni sabemos si vamos a poder mantener…)

En el país donde le hacemos una canción a un estadio antes citado.

En donde, gracias a las actividades de inauguración; que duran más de una semana y debo rescatar que es una de las únicas 3 o 4 ocasiones en las que se “les da pelota” a los artistas nacionales; probablemente terminen aprobando cuanta ley puedan mientras el pueblo está cegado y drogado con el opio de un juguete que nos regalaron, mientras necesitábamos cosas de primera necesidad.

Un país en donde los exportadores estaban encantados con un tipo de cambio que les hacía ganar siempre, y nunca se preocuparon por que el gobierno les diera competitividad REAL, con puertos, carreteras y aeropuertos mejores.

Un país en donde con una llamada se solucionan problemas, se consiguen préstamos millonarios y se olvidan y dejan pasar cosas.

Un país en donde los “partidos políticos fuertes” (las comillas son adrede) tienen tan poca confianza en las personas que militan en sus filas (de verdad quiero pensar que es esto), que llaman a ex presidentes con problemas con la ley por chorizos, para que se vuelvan a postular para la presidencia.

Mi país es ese en el que el partido de derecha se termina bajando los pantalones y apoyando más impuestos (chingo de libertarios) por razones aún desconocidas. Donde no se tienen ideales firmes, o los mismos no se defienden.

Costa Rica, un país en donde se gana la elección por prometer seguridad, firmeza y honestidad y la seguridad se “cumple” con un plan que tomó nueve meses y no propone ninguna acción concreta, sino más estudios y en donde la firmeza, al menos yo, aún no la he visto.

Mi país es un país en el que la presidenta de la Federación de Estudiantes de la mayor institución de enseñanza pública del país es hija del ministro de hacienda en turno, y además, pide la cabeza de este porque no le dan el presupuesto que quiere, el cual se va en pagos de salarios y anualidades que no tienen ni pies ni cabeza.

En un país en donde la ex ministra de deportes, no se sabía ni los límites del país que debe representar, materia de estudios sociales de primer año.

En mi país se deja que políticos tengan cooperativas de autogestión, que NO trabajen en ellas cuando la ley requiere que SI lo hagan, que tengan exenciones de impuestos, y para terminarla de hacer, que el negocio que tengan sea un bar.

Un país que es colapsado al menos una vez al año por porteadores, y la firmeza prometida en campaña nos la quedan debiendo.

Un país gobernado por los sindicatos, la sala cuarta y un par de hermanos, nada más.

Vivo en un país en el que los diputados pasan meses sin aprobar ninguna ley.

En un país donde el partido oficialista no sigue a la presidenta, sino al ex viceministro de presidencia (que todos sabemos que fue el presidente, si, dos veces),

Mi país se siente orgulloso por el sistema social y de salud que tiene, el cual tiene listas de espera de 2 años y hasta más, un sistema de salud que tiene que estar actualizando las listas de citas, no por eficientes sino, por que la gente MUERE mientras espera una cita.

En un país en donde solo el 3% de las denuncias por robo llegan a una pena, y donde solo UN caso de evasión fiscal ha sido penado.

En un país de apariencias, de empleados públicos que trabajan bajo la filosofía de “eso no me toca a mí”, y bajo horarios reloj (no todos, yo sé, pero muchísimos).

Vivo en el país de la chota, del "pobrecitico" del “valeverguismo” y del “porta mí”.

Vivo en el país más feliz del mundo, porque somos “Pura Vida” (si, es sarcasmo).

Vivo en Costa Rica.

PD: Si, yo se que criticar es muy fácil (ni tanto porque me tomó como dos horas escribir esto) y que proponer soluciones es la parte complicada, pero el desahogo era necesario y; quienes quieran proponer soluciones, si de algo les sirve este financista que ama la literatura y la economía, cuenten conmigo.

1 comentario:

  1. Agregaría: el país donde salen muchachas en traje de baño en la parte posterior de los periódicos.
    El país del verano toreado.
    El país que critica a un medallista de oro por querer foguearse con los grandes, mientras nadie dice nada porque 11 titulares se juegan con Argentina.
    El país que quiere ser carbono neutral, pero que construye y diseña contra la naturaleza.

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